Nórdica Editorial, inauguraba su sello infantil con esta novela y desde luego no ha podido elegir una forma mejor de hacerlo ya que está gustando muchísimo y en poco tiempo ha agotado la primera edición.
Merece la pena dedicar un ratito a la ilustración del pueblo que aparece en las primeras páginas, obra de Zuzanna Celej, para tener localizadas las casas donde viven los personajes y hacernos una idea de donde se centra la historia.
El único amigo de Tania, en un pueblo donde no hay niños, es Gunvald, un anciano empeñado en montar un negocio de trineos con la pequeña amiga. Pero eso no quita para que a lo largo de la novela conozcamos a personajes de lo más variopinto.
Conoceremos también, aunque un poco menos, al padre y la madre de Tania y al dueño del camping en el que por supuesto, no se admiten niños, y que es un poco gruñón.
La historia, se centra en contarnos las aventuras de la pequeña en este valle, su día a día y a medida que avanza la historia, descubriremos nuevos personajes que le dan sentido a la trama y a las aventuras que se suceden en Val de Lumbre.
Los capítulos son muy cortitos y llevan por título algo que sucederá en las 3 o 4 hojas que abarca cada uno.
Es un libro de fácil lectura con un vocabulario sencillo, algo que ayuda a que puedan leerlo niños de menor edad a la vez que posibilita que se lo podamos contar a más pequeños como pequeñas aventuras orales.
La autora, logra describirnos a la perfección el pueblecito y las características de todos sus habitantes algo que nos ayuda a meternos de lleno en el libro y vivirlo de una manera más intensa.
Poco a poco conoceremos a fondo a Tania y con ella viviremos un montón de aventuras. Algunas de lo más divertidas, otras nos tocarán la fibra y seguro que se nos escapa alguna lagrimilla y seguro que con otras reflexionáis si sois mayores como yo.
En definitiva un libro para los amantes de las buenas historias y la buena literatura que os transportará a las montañas nevadas de Val de Lumbre y hará disfrutar tanto a peques como a adultos.
